Los que estan bien...

Sinopsis:

La propuesta tiene su origen en mi experiencia personal con mi hija que padece epilepsia desde los 5 meses. La investigación cinética surge de la observación de los singulares movimientos de quien posee capacidades diferentes y los particulares vínculos que se construyen a partir del cuidado cotidiano y constante. La danza aparece como el lenguaje capaz de expresar y reflejar las vivencias y emociones de ese cuerpo tan especial: un cuerpo sin palabras, casi sin voz, un cuerpo que es puro movimiento, pura energía.

Mi objetivo es darle visibilidad no sólo al inmenso amor y entrega que la tarea de cuidado conlleva sino también a la rabia y la frustración que el no ser "normal" provoca no sólo en los "enfermos" -los que no pueden arreglárselas solos-, sino también en los "sanos", quienes son sostén, cuidan y acompañan. Por último me interesa indagar en ese difuso borde que separa la salud de la enfermedad. El modelo de sociedad en el que vivimos enarbola lo individual como bandera. Arreglárselas solo y no depender de nadie son sinónimos de salud. ¿Pero es posible arreglárselas solo?, ¿tiene sentido?, ¿nos hace felices?, ¿nos sana o por el contrario nos enferma cada vez más?

Siempre me pregunté, antes de vivirlo de manera personal, cómo era el vínculo entre alguien distinto, que posee dificultades, y sus familiares más cercanos. Una incógnita que cada tanto aparecía al verlos.

Estos años de acompañamiento de Ema, mi hija que padece epilepsia desde los cinco meses de vida, me han hecho reflexionar acerca de este lazo tan particular que fuimos armando a lo largo del tiempo.

Siempre lo asociamos al padecimiento, sufrimiento y verdaderamente hay un lado de mucha dicha y profundidad afectiva y emocional que dejamos de lado. Es un vínculo distinto, desde ya, lleno de nuevas formas de comunicación. Lleno de gestos, sonidos, contacto físico, ternura, alegría.

Fueron años de observación de esos rituales que hoy en día están naturalizados para mí y para ella como nuestra “normalidad”.

Un gran desafío mirarme desde afuera en cada una de esas escenas cotidianas. Tengo la suerte de bailar desde los seis años y ese ha sido siempre mi canal de expresión. La danza es un lenguaje maravilloso que me ha permitido siempre expresar mis vivencias. Es por eso que este proyecto ha surgido como una necesidad profunda de contar a través del movimiento un fragmento de mi vida.

Lucila Meira.